El día se mostró sin fin
cuando llegaste
y la noche inalcanzable.
Nos tocó las manos una paloma
llena de sueños
y nos dejó un poco de paz.
Voló con nuestro recuerdo
que en el camino se transformó
en un ramo de sonrisas.
Y se rehízo hasta el infinito
como una crónica sin final y sin principio
al compás de un suspiro eterno.