“Tantas horas pensando en vos -le
dijo sin decirle-
no me dejaron descansar en mil doscientos ochenta y tres días
y mil doscientos ochenta y dos noches
sé que estos versos contienen un reproche.
Y tus ojos esconden su color.
Ya no me turbo más, no me disturbo
se fue esfumando el espejismo
no me dejaron descansar en mil doscientos ochenta y tres días
y mil doscientos ochenta y dos noches
sé que estos versos contienen un reproche.
Y tus ojos esconden su color.
Ya no me turbo más, no me disturbo
se fue esfumando el espejismo
y no tuve otro remedio que extrañar
pero a fuerza de vacío dejé de esperar.
pero a fuerza de vacío dejé de esperar.
Y tus ojos esconden su color.
Que no me tienten tus deseos, tus disipados intentos,
pues ya no quiero ser tu fiel guardián,
que mis ojos esquiven tus reflejos,
Que no me tienten tus deseos, tus disipados intentos,
pues ya no quiero ser tu fiel guardián,
que mis ojos esquiven tus reflejos,
ya no quiero saber dónde van...
Que tus ojos escondan su color!"
Y cuando llegó la noche
corrió por su apagada mejilla la última palabra,
y perdió todos sus recuerdos en un corte de luz.